Cuando echo un vistazo hacia atrás, y veo mi recorrido como alumna a lo largo de doce años, y ahora en la universidad, veo que he tenido la suerte, o la desgracia, de toparme con cantidad de profesores. Está claro que cada uno es de una manera: unos le dan más importancia a que el alumno sepa hacer un resumen, otros le dan máxima importancia a la ortografía, otros se preocupan por que se hagan todos y cada uno de los problemas, cuestiones, y trabajos planteados por el libro de texto, otros pretenden que aprendas bien cómo se hace un trabajo de investigación, etc. Pero, ¿cuántos profesores nos han enseñado el valor del respeto, de la honestidad, la verdadera amistad, el amor…?
¿Vosotros cómo habríais actuado? ¿Merece la pena “gastar” dos días de clase dando un discurso sobre valores, aunque solo le sirva a un único alumno? ¿Seremos capaces de romper la rutinaria clase para contar un cuento o hacer un juego porque un alumno nuestro esté triste al habérsele muerto un ser querido?
Creo que a veces reducimos el término de enseñar a la transmisión de conocimientos, sin embargo veo fundamental que ampliemos el término a educar, transmitiendo valores, hablando de la vida, opinando, y dejando que nuestros alumnos se expresen.
¿Creéis que merece la pena? ¿Es fácil transmitir unos valores positivos cuando nuestros alumnos están rodeados de continuos contravalores en la sociedad? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer?
Os animo a la reflexión, y a que expreséis lo que pensáis...
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